Personaje de interés

David de Jorge

Cocinero

Robin Food cumple 50 tacos

Lenguaraz, vitalista y grande en todos los sentidos. David de Jorge visita San Martin Merkatua y nos cuenta como va a ‘no celebrar’ la entrada en la cincuentena. “Voy a hacer 50 boniatos este mes y estoy muy contento”.

Pregunta obligada. ¿Cómo estás viviendo la pandemia?

Pues con resignación, buenos alimentos y mucha paciencia en lo profesional y en lo personal. Pero soy muy positivo. Hasta ahora las cosas me han ido muy bien y en estos momentos toca apretarse el cinturón, quejarse un poco, porque no vamos a estar todo el rato callados, y mirar hacia adelante. Mientras tengamos salud y no falten pequeños estímulos, hay que ser positivos.

¿Has llegado a alguna conclusión existencialista del tipo “de esta vamos a salir mejores”?

¡Qué va, qué va! Soy bastante práctico desde hace mucho tiempo. Cuando me preguntan sobre proyectos siempre respondo que mi proyecto más inmediato es la comida de hoy al mediodía y mi proyecto más a largo plazo es la cena de esta noche. Y vamos a ver si llegamos al desayuno de mañana. ¡Y a tomar por saco! Con esta actitud, que la vas aprendiendo con los años, vas a lo esencial y te dejas de chorradas.

¿Y qué es lo esencial en la vida para ti?

Lo esencial es una máxima que me gusta mucho que es intentar muchos momentos buenos todos los días y no dar tanta importancia a los excepcionales y extraordinarios. Intento ser buena persona todos los días, aunque todos los días meta la pata. Con esta actitud, vas recogiendo lo que cosechas. Voy a hacer 50 boniatos y estoy muy contento. Cuando era muy crío la gente de 50 me parecían ancianos y mira, yo ya he llegado, con salud e ilusión por muchas cosas.

¿Preparado para la década prodigiosa?

Me sigo dedicando a lo que siempre he querido, ser cocinero, y voy al trabajo con mucha ilusión. Ha habido momentos peores en todos los ámbitos, pero hasta ahora el cómputo es extraordinario. Tengo una familia de puta madre y un entorno de trabajo acojonante... llevo muchos años trabajando con Martin Berasategui y estoy encantado. No me puedo quejar de nada. Y, además, vivo en un sitio que es la hostia. Ahora viajo menos por esta movida del covid, he viajado mucho y soy ciudadano del mundo, pero cuando vuelves a casa y sobrevuelas la bahía de Txingudi y dices “yo vivo ahí abajo” ... ¡es la hostia!... me siento un privilegiado porque podíamos haber nacido en Etiopía, en un secarral y vivimos en un país de jauja que tiene cuatro estaciones al año, una cesta de la compra increíble y una actitud vital positiva.

Te veo on fire. ¿Cómo lo vas a celebrar?

Pues no vamos a poder juntarnos todos los que quisiéramos, pero mi ilusión (que lo haré cuando pueda) era juntar a 40 o 50 amigos y hacer un menú a base de jamón ibérico cortado a cuchillo, tortilla de patata y txuletas. Y un montón de bañeras con hielos, cervezas y vino. ¡Y disfrutarlo! Haré lo mismo, pero en petit comité, con ilusión, apetito, buenos alimentos y rodeado de gente maja.

Y cuidando la dieta, ¿no?

¡Claro! Yo cuando veo a alguna persona un poco rellena me solidarizo. ¡Qué putada tenemos los gordos, qué desgraciados somos! También es verdad que es un mal menor, porque los tanatorios están llenos de gente tiesa, los oncológicos están llenos de gente muy enferma y quejarse de que engordas es una meada fuera de tiesto. Pero es cierto que los gordos somos unos desgraciados porque todo nos engorda... ¡La báscula no perdona nunca! Yo intento mantenerme a raya porque he estado muy gordo y muy mal y no quiero volver a aquello. Como muy bien y hago ejercicio. Disciplina, no hay otra. Y de vez en cuando, hago el cabra... Lo que pasa es que con los años me voy dando cuenta de que compensa menos, porque recuperar la marcha en la alimentación cuesta. Es un esfuerzo tan grande el que hay que hacer que, en lugar de comerme el pastel, me como solo la cereza. O en vez de meterle mano a media barra, me como solo en cuscurro. Y lo vas consiguiendo. Y cuando dominas los impulsos, pues te sientes muy bien.

¿Qué hiciste durante el confinamiento?

Pues los primeros quince días estuve de muy mala ostia y desorientado, pero rápidamente se me quitaron las chorradas, entre otras cosas porque mi mujer trabaja en una residencia de abuelos de la Fundación Matía. Viendo que hay gente que lo está pasando mucho peor que tú, pues te dedicas a hacer lo que puedas desde casa, que es poco. He podado los árboles de mi casa, he quemado rastrojos y he cocinado como un anormal, para toda mi familia y todo mi vecindario. He lecho legumbres, callos, morros, rabo, albóndigas, sopa de pescado, postres... Y también me he dedicado a leer y desacelerar un poco.

¿Qué relación tienes con San Martin Merkatua?

Yo he querido ser cocinero toda la vida y uno de los sitios en los que más feliz estoy es un mercado. Me gusta mucho cocinar, me gusta mucho comer y me gusta mucho la relación con la gente. Todas las personas que están en el Mercado San Martín madrugan un huevo, llevan generaciones currando para que nos luzca la melena a los cocineros en los restaurantes y a las amas de casa en la cocina. Y luego ocurre algo que a mí me preocupa mucho y no es el caso de San Martín, que es un mercado muy vivo, pero en general los mercados están tocados de muerte porque el sector primario está muy mal y aunque los cocineros damos mucho el coñazo en la prensa, en la tele y en la radio, cada vez se cocina menos. Y es una pena.

¿El futuro de los mercados tradicionales pasa por...?

Yo no tengo soluciones para nada. Pero creo que es muy importante la militancia activa de cada uno y la educación en casa para que los chavales se den cuenta de que la calidad de la alimentación es importante. Ahora mismo hay un vacío generacional. Yo soy de una generación en la que había que ir temprano al mercado, porque si no, te levantaban la materia prima. Ahora vas temprano al mercado y no hay nadie, porque por las mañanas ya no se cocina en casa. Los tiempos han cambiado y se hace la compra más tarde. Hay mercados que están buscando nuevos nichos y se están dedicando al turismo y convirtiéndose en parques temáticos. Ahora es frecuente en todo el mundo que la gente vaya al mercado a comer sushi, un bocadillo o a tomarse un zumo, algo que era impensable hace muchos años. Como cada vez se cocina menos en casa, se cocina más en los mercados.

¿Qué no debería faltar en la cocina de nuestra casa?

Yo entiendo que para mí es fácil porque soy cocinero, pero si no tienes alimento fresco y no cocinas, estás perdido. Si tienes que improvisar, engordas. Hay que organizarse para tener cosas básicas hechas para la semana: legumbre, pisto, pescado, una carne guisada... y para poder llevar esto a raja tabla, hay que ir al mercado. Y está claro que no vamos a poder dedicar el mismo tiempo que dedicaban nuestras abuelas, que era infinito... pero si le quitas un poco de rato al gimnasio y a las series, sacas tiempo para cocinar. Cocinando un domingo por la tarde, puedes tener la semana lista. La mejor inversión a corto, medio y largo plazo es cocinar para tu familia.

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Las últimas noticias de San Martín

Cumplimos 15 años sorteando muchos regalos

Un 21 de septiembre de 2005 abrió sus puertas el nuevo Mercado San Martín. ¡Eso significa, que estamos de aniversario! Y como este cumpleaños es de todos, sorteamos muchos regalos para celebrarlo.

Pide tu cupón en tu  puesto habitual del 21 de septiembre al 13 de octubre y deposítalo en la urna.

Sorteamos todos estos regalos:

- 5 regalos de 1 noche en Hotel Arbaso con desayuno en Restaurante Narru para dos personas + un día de parking en San Martin Merkatua

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Ostras gratinadas con paleta ibéricaVer más
Almadrabazko hegamotza tartar eraraVer más
Las últimas noticias de San Martín

Recetas sorprendentes con mermelada para hacer en septiembre

En la revista Martintxo del número de octubre te contamos los pasos para hacer una exquisita mermelada casera. Compra fruta, ponte el delantal y disfruta en los fogones.

En este número también te presentamos a la escritora e instagrammer donostiarra Lola Gil y te recomendamos productos gourmet que puedes comprar en nuestro mercado.

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Crème de haricots blancs avec toast de boudin Ver más
Ostras gratinadas con paleta ibéricaVer más
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Lola Gil

Escritora e instagrammer

La vida siempre es mejor con un buen libro a mano

¿Quién es Lola Gil?

Soy escritora. Tengo publicados dos libros juveniles de aventuras (El Tesoro de Don y La Leyenda de Cuatro Esquinas, disponibles en la librería Donosti y en www.lolagilautora.com), y un libro de relatos, pero de momento pago las facturas con otro trabajo. Dirijo un hostel en Donosti. Es muy bonito poder recomendar nuestra ciudad a las personas que vienen a visitarla y asegurarme de que se marchan con un buen recuerdo. Eso sí, cada vez hay más colegios que quieren leer mis libros en clase, y me gusta ir a contarles mi experiencia, así que creo que se acerca ese momento de lanzarme a la piscina.

¿Cómo te describes en tres palabras, a nivel personal?

Soñadora, alegre y un poco loca.

¿Desde cuándo tu vida está ligada a la literatura?

Los libros siempre han sido importantes para mí. Empecé a leer de muy pequeña y con ocho años ya supe que quería ser escritora, pero hasta el año pasado no me lancé a publicar. Ha sido un año lleno de aventuras y sorpresas.

¿Qué te han dado los libros?

Siempre me han hecho compañía y han sido como un refugio para mí. La vida siempre es mejor con un buen libro a mano. Por otro lado, mis libros publicados me han dado la oportunidad de cumplir un sueño y sobre todo me han dado gente maravillosa que a través de las redes sociales se ponen en contacto conmigo y viven con la misma emoción esta aventura. Es alucinante ver cómo tus libros cobran vida a través de otras personas

¿Las redes sociales te quitan tiempo para leer?

Las redes sociales quitan mucho tiempo, sí, pero como tengo mis prioridades claras, no me quitan tiempo de lectura. Al contrario, al tener un Instagram y un blog dedicado a las reseñas, tengo esa pequeña y maravillosa presión de leer más para seguir subiendo contenido, como reseñas, textos míos, frases o extractos que me hayan marcado de algún libro… Si se utilizan bien, las redes sociales son una herramienta impresionante.

¿Cuál es el perfil de tus seguidores?

La gran mayoría son lectores empedernidos, como yo, y por eso se ha creado una comunidad tan bonita, o así lo siento yo. Además, son personas muy generosas, que no dudan en apostar por autores que comienzan, aunque sean autopublicados y no tengan una campaña de marketing de editorial detrás. He tenido la suerte de que me han apoyado desde el principio, sin conocerme. Nunca podré agradecer lo suficiente todo ese cariño. Gracias a ellos me esfuerzo cada día por seguir escribiendo, aunque llegue tarde o cansada del trabajo. Tengo mucha suerte.

¿En qué momento de tu carrera como escritora te encuentras?

En uno muy bonito, porque veo que vivir de esto puede ser posible. Acabo de publicar la segunda parte de la trilogía “Un verano en Meditemar” y tengo ya colegios hasta en La Rioja confirmados para ir en otoño a presentarlo. Durante el confinamiento hice entrevistas a escritores en directo en Instagram y gustaron muchísimo, pero sobre todo me sirvieron para aprender cómo esos escritores habían llegado a dedicarse exclusivamente a escribir. Ahora, con la acogida que ha tenido La Leyenda de Cuatro Esquinas, lo veo posible.

¿Prestarías tu libro favorito a tu mejor amigo aunque supieras que no te lo iba a devolver?

Ni loca. He prestado hace unas semanas “La verdad sobre el caso Harry Quebert” de Joël Dicker a la pareja de mi mejor amiga bajo juramento de que me lo devuelve. Ja, ja, ja. Con los libros no se juega.

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Personaje de interés

José Manuel Bielsa

Fotógrafo

Donar a San Martín estas fotos antiguas del mercado me parecía importante

Lleva 44 años dedicado a la fotografía, muchos de ellos en un estudio próximo a Mercado San Martín del que ahora se despide “para iniciar una nueva etapa”. Guardaba en su archivo una preciosa colección de instantáneas del antiguo edificio del mercado, que ha decidido donar a la actual gerencia “porque son testigo de una época”.

 

¿Cuál es su relación con Mercado San Martín?

Hace muchos años que hago la compra en San Martín. Desde que me trasladé a vivir a San Sebastián desde Barcelona, en 1977. No solo soy cliente, también tengo una relación estrecha con personas como Iñaki Dorronsoro y Paco Etxeberria. A mí los mercados siempre me han gustado. A cualquier ciudad o pueblo que visitamos es casi lo primero que visito. Tengo curiosidad por las frutas y las verduras que hay en cada destino. También nos gusta mucho comer en los mercados, que es algo que cada día se da más. Es una manera de comer rápido y de comer producto local.

Tiene en su archivo una amplia colección de fotografías del antiguo edificio de Mercado San Martin. ¿Por qué?

Hice las fotos en la década de los 90, porque se iba a derribar el mercado y quería que fueran un testimonio gráfico e histórico. Quise retratar los puestos y las personas que se veían en el mercado, así como la arquitectura interior y exterior. Las estructuras metálicas de los antiguos mercados me encantan por su referencia al inicio de la época industrial.

¿Por qué ha querido donarlas a San Martín?

Son fotografías que están positivadas porque estuvieron expuestas en una exposición en la Kutxa y aunque están en buenas condiciones, podrían llegar a perderse. Donarlas al mercado me parecía importante para poder conservarlas. Han pasado años y me parecen un documento de información de una época y de un edificio que han cambiado mucho. Caseros y vendedores del mercado, clientes y muchas personas me han trasladado su interés por estas fotografías, porque son testimonio de una época. Estas fotografías crean emociones, sentimientos y recuerdos de una época y eso es, al final, lo importante.

¿Qué paisaje de Donosti es el que más veces ha fotografiado?

La ciudad tiene una bahía rodeada de puntos que son mágicos. El rincón al que más he llegado con mi cámara es lo que rodea al Náutico de San Sebastián, como le habrá pasado a muchos donostiarras.

Cierra su estudio. ¿Qué planes tiene?

Comenzamos una nueva etapa, pero seguiremos haciendo fotos igualmente. El no tener un estudio con horario comercial nos permitirá organizar nuestro tiempo y nuestro trabajo fotográfico de otra manera.

De no haber sido fotógrafo, ¿qué le hubiese gustado ser?

Igual me hubiese gustado ser arquitecto, pero ser fotógrafo es una profesión que me ha enseñado mucho de otras disciplinas. He conocido muchos lugares y personas. Ha sido un aprendizaje continuo. A la fotografía le debo todo, es la experiencia de mi vida.

Pregunta obligada, ¿Cómo está viviendo la pandemia?

El confinamiento, aunque en casa estábamos bien, lo he vivido con preocupación, como la mayoría. Nadie nos lo esperábamos... Paras de trabajar, de estar con la familia, con los amigos... El corte afectivo ha sido muy duro... Esta situación nos ha hecho reflexionar sobre la vida, sobre el trabajo... Y esta reflexión, en nuestro caso, es la que nos ha llevado a querer prescindir del estudio y trabajar de otra manera, con el fin de tener más tiempo para nosotros.

¿Pudo retratar la ciudad sin gente?

Un domingo, al inicio del confinamiento, amaneció con una niebla y una luz especial. Cogí la cámara y salí. Fue un día único, porque aparte de la luz y la niebla, que es lo que le daban magia a la imagen, no había personas en la calle. La playa de La Concha parecía salvaje: nunca había estado así, líneas en la arena que nadie había transformado... pude hacer unas fotos de las que estoy encantadísimo, aunque me da pena que las tuviera que hacer en aquella situación de confinamiento.

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Recetas del mercado

Pudin de chía con granola y mermelada de melocotón y/o ciruela

Postre

Ingredientes

Para la mermelada de melocotón

  • 1 kg de melocotones sin hueso
  • 650 gr de azúcar para mermelada
  • El zumo de medio limón

Para la mermelada de ciruela

  • 1 kg de ciruelas sin hueso
  • 550 gr de azúcar
  • El zumo de medio limón

Para el pudin de chía

  • 500 ml de leche fresca o bebida vegetal
  • 85 gr de semillas de chía
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla
  • Mermelada de melocotón
  • Mermelada de ciruela
  • 2 ciruelas
  • 1 melocotón
  • 8 cucharadas de granola
  • Un puñado de almendras troceadas groseramente

Elaboración

Elaboración de la mermelada de melocotón

  • Limpia bien los melocotones, pártelos y quítales el rabito y el hueso.
  • Corta los melocotones en trozos.
  • Echa los trozos de fruta en una cazuela con fondo. Añade el azúcar, riega los melocotones con el zumo de limón y añade la rama de canela y los clavos de olor.
  • Pon la olla a calentar a fuego medio y tápala para que suelten agua y se cocinen. Remueve de vez en cuando.
  • Cuando han soltado el agua, retira la tapa y remueve para que no se peguen.
  • Cuando la mezcla comience a hervir, remueve todo el rato porque es muy fácil que la mermelada se pegue al fondo. Verás que la mermelada va espesando y que la fruta se va deshaciendo poco a poco.
  • Tardarás aproximadamente una hora en hacer la mermelada de melocotón. En ese momento verás que la fruta se ha deshecho y la mezcla ha espesado.
  • Como hemos cocinado los melocotones con piel, pásalos por el pasapurés para no encontrar pieles en la mermelada.

Elaboración de la mermelada de ciruela

Misma elaboración que la de melocotón pero con ciruelas.

Del pudin de chía

  • Mezcla la leche o bebida vegetal con las semillas de chía y deja reposar en el frigorífico durante 8 horas.
  • Calienta la mermelada durante unos segundos para aligerar la textura ligeramente.
  • Prepara el pudin de chia colocando un par de cucharadas de granola en la base de un vaso o bol. Añade unas cucharadas de pudin de chía seguido de unas cucharadas de mermelada. Continua alternando entre pudin de chía y mermelada hasta llegar al borde del vaso o bol.
  • Termina con fruta troceada, un puñado de almendras y una pizca de polen de abeja.
  • Reserva en el frigorífico hasta la hora de servir.

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Recetas del mercado

Mermelada de ciruelas rojas

Postre

Pasos para que te salga perfecta. Sana y con un sabor delicioso, no tiene nada que ver con las industriales.

Ingredientes

1 kg. de ciruelas rojas

500 gr. de azúcar

1 palo de canela

2 clavos de olor

El zumo de un limón

Elaboración

Además de endulzarnos el desayuno sobre unas crujientes tostadas, la mermelada puede darnos sorprendentes alegrías culinarias en cualquier otro momento del día. Marida a la perfección con una tabla de quesos, en forma de postre, en batido, como acompañamiento a la carne... Te contamos los pasos para hacer una exquisita mermelada casera y cómo combinarla en dos recetas súper originales. Compra fruta de temporada madura (o aprovecha si alguna se te ha quedado pocha), ponte el delantal y disfruta en los fogones. Con una hora de trabajo conseguirás varios botes para completar tu despensa.

¡A tener en cuenta!

Fruta madura:

Para hacer mermelada en casa, necesitamos fruta en su punto óptimo de maduración o a punto de alcanzarlo. Si está demasiado madura, nuestra mermelada saldrá excesivamente ligera.

Cocción:

El tiempo variará dependiendo de la fruta. Un truco muy utilizado para saber si la mermelada está lista es colocar un par de platillos en el congelador. Cuando veamos que la mermelada tiene una buena consistencia, colocaremos media cucharadita de mermelada en el plato bien frío y esperaremos unos segundos. La mermelada espesará considerablemente al enfriarse.

Azúcar y otras opciones:

La mermelada suele contener entre 550 gr y 700 gr de azúcar por kilo de fruta. El azúcar es necesario si queremos que nuestra mermelada tenga la consistencia adecuada y se conserve durante una larga temporada fuera del frigorífico una vez envasada al vacío. Si queremos preparar mermelada sin azúcar, podemos añadir semillas de chía a la fruta cocinada o utilizar agar-agar. En estos casos, conservaremos la mermelada en el frigorífico y tendremos que consumirla en unos días.

Conserva:

Para conservar la mermelada, es recomendable cocer los tarros de mermelada al baño maría. Para ello, necesitamos tarros con tapas nuevas que habremos limpiado y secado previamente. Colocamos un trapo en el fondo de una cazuela y encima posicionamos los tarros. Los cubrimos de agua fría hasta justo por debajo de la tapa. Llevamos la cazuela a ebullición y los dejamos hervir durante 10 minutos dejando los tarros enfriarse dentro de la cazuela. Una vez preparada la mermelada, la almacenaremos en un lugar fresco y alejado de la luz. Como todas las conservas, una vez abierto el tarro, lo conservaremos en el frigorífico.

  • Limpia bien las ciruelas, pártelas y quítales el rabito y el hueso.
  • Corta las ciruelas en trozos.
  • Echa los trozos de fruta en una cazuela con fondo. Añade el azúcar, riega las ciruelas con el zumo de limón y añade la rama de canela y los clavos de olor.
  • Pon la olla a calentar a fuego medio y tápala para que las ciruelas suelten agua y se cocinen. Remueve de vez en cuando.
  • Cuando han soltado el agua, retira la tapa y remueve para que no se peguen.
  • Cuando la mezcla comience a hervir, remueve todo el rato porque es muy fácil que la mermelada se pegue al fondo. Verás que la mermelada va espesando y que la fruta se va deshaciendo poco a poco.
  • Tardarás aproximadamente una hora en hacer la mermelada de ciruelas rojas. En ese momento verás que la fruta se ha deshecho y la mezcla ha espesado.
  • Como hemos cocinado las ciruelas con piel, pásalas por el pasapurés para no encontrar pieles en la mermelada.

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Los productos de San Martín

Bonito del Norte en todo su esplendor

Bonito, el rey del verano

En la época estival las pescaderías de nuestro mercado reciben a su más preciado morador: el bonito del norte. Pescado en aguas del Cantábrico, es muy demandado por la calidad de su carne y por su versatilidad. A la parrilla, en el horno, con tomate... de cualquiera de las maneras está bueno.

“Cuando entra el bonito, ya no se vende nada más. A las medianas, la gente no les hace caso”, comenta sonriente Sheila Garrido, de la pescadería Garrido San Martín, cuando le preguntamos qué tal se está vendiendo este verano el bonito. “Además, tenemos la suerte de que la pescan nuestros arrantzales y todas las semanas entra bonito nuevo en la lonja de Pasaia”.

Para prepararlo con tomate, encebollado y en marmitako, se compra en lomos o en rodajas. “Yo, en temporada, compro todas las semanas. ¡No es verano sin bonito!, nos cuenta Margarita Longa, mientras hace cola para comprar en la pescadería de Rosa Mari”. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, las ventrescas tienen su nuevo club de fans entre los clientes. “Quien las prueba, repite. Al horno o la plancha, con unos ajitos... Antes, sin embargo, por desconocimiento seguramente, no se comían”, explica Edurne, de Pescadería Miren. ¿Hay cambios en su consumo? “La gente joven suele pedir para hacerlo a la barbacoa, en lomos más bien gorditos. Y quien más lo consume es la gente de cierta edad, que sabe perfectamente cuándo empieza la temporada”, añade. “Las costumbres han cambiado un poco. Hace años se vendía mucho para embotar, pero ahora las nuevas generaciones dicen que no tienen tiempo”, apunta Fernando Sola, de Pescadería Sola.

Pesca responsable

La costera del bonito suele transcurrir entre los meses de junio a septiembre en el golfo de Bizkaia y se captura con artes de pesca selectivas: cada ejemplar es pescado a anzuelo, uno a uno, de forma respetuosa con el mar y el mantenimiento de las demás especies.

Cada ejemplar es pescado a anzuelo, uno a uno, de forma respetuosa con el mar

Esta técnica permite también elegir que el pez no sufra y ofrecer una carne de mayor calidad.

Miembro de una familia de arrantzales de Hondarribia, la fotógrafa Estitxu Ortolaiz ha plasmado en un reportaje fotográfico el día a día de los pescadores en alta mar durante la pesca del bonito. Cámara en mano, les ha acompañado en dos ocasiones. “Los días de un arrantzale en la costera de bonito son muy largos. Trabajan de sol a sol durante días. En alta mar y sin cobertura. Hay un teléfono con satélite que solo se usa para emergencias. No saben cómo está la familia. A veces no ven el nacimiento de sus propios hijos… Cuando vuelven al puerto, descargan todo el pescado y a veces se van unas horas a descansar, pero normalmente cargan el barco de gasoil, hielo y víveres y vuelven a salir…”, nos cuenta.

Gracias al sacrificio y al trabajo de nuestros arrantzales de bajura, los demás podemos disfrutar del pescado rey del verano. Como confirma Fernando Sola, “este verano los arrantzales están capturando mucho bonito y se está vendiendo muy bien porque está más barato que otros años. Además, está viniendo muy bueno. Sin duda, es el pescado estrella del verano y gusta mucho”.

Despiece del bonito

Despiece del bonito

Cogote: es jugoso y de sabor suave.

Los lomos: tienen la carne magra y sin espinas.

Rodajas: fáciles de preparar: a la plancha, encebolladas, con tomate.

Cola: es la parte menos grasa del bonito. No tiene espinas. ¡Ideal para los peques!.

Ventresca: es la parte más tierna y apreciada del bonito.

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