Sostenibilidad

Pienso, luego compro sostenible

Acciones Sostenibles

Hacer una compra sostenible es fácil, cómodo y saludable

Es difícil no comer con los ojos en este mundo dominado por la imagen y los likes de Instagram. En paralelo, cada vez más personas apuestan por un consumo sostenible que incluye una alimentación consciente y respetuosa con el medio ambiente. En Mercado San Martin, descubrimos que hacer una compra sostenible es fácil, cómodo y saludable.

El calentamiento global se encuentra en un punto de no retorno. La buena noticia es que frenarlo depende en gran medida de cambiar nuestros hábitos de consumo diarios, como por ejemplo realizar una cesta de la compra sostenible que incluya producto local, fresco y de temporada.

En Mercado San Martin es fácil. Sus puestos rebosan calidad, frescura y cercanía, con, entre otros la venta de pescado del Cantábrico, carne de terneras criadas en Astigarraga y frutas y verduras de temporada de nuestras baserritarras. Unos cimientos muy sólidos para una pirámide sostenible que no para de crecer.

“Cada vez nos importan más las condiciones en las que se producen los alimentos que consumimos. Debemos valorar más aquellos productos de cercanía, saber de dónde vienen los tomates o las anchoas que nos llevamos a la boca y conocer a quienes producen las frutas y verduras que comemos”, dice Nerea Gonzalez, coordinadora de Saretuz, la Red de Consumo consciente, responsable y transformador de Donostia.


Producto fresco y de temporada

Muchos clientes acuden siempre a su casera o casero de confianza del mercado. Jabi Loiarte, de Lizardi Baserria, tiene una clientela muy fiel que acude a por la verdura ecológica que cultiva en sus huertos de Astigarraga. También tiene huevos, pan, fruta, etc, de otros productores cercanos pero siempre de producción ecológica. “No me sentía cómodo fumigando los puerros que me iba a comer después con ciertos productos químicos. De todas formas, con el nivel de producción que tenemos en Gipuzkoa, donde no hay latifundios y todos somos pequeños, la tierra no se ve afectada directamente por los cultivos convencionales frente a los ecológicos”, explica.

Muy cerca, Elena Etxeberria, de Taula Baserria, combina la venta de producto ecológico que cultiva en su huerta con producto cultivado de forma convencional que compra a otros caseros. “En mi huerta solo utilizo abono natural que hago en casa, sin químicos; pero tengo que ser competitiva para no echar la persiana. Si únicamente tienes productos de temporada, los clientes se mudan al puesto de al lado”.

Dedicar tiempo a elegir el producto lleva aparejado querer cocinarlo con cariño. Mateus Mendes, cocinero de Mimo San Sebastián, dedica media hora al día a comprar los ingredientes frescos y de temporada que después cocina y sirve en El Bar del Mercado (planta 0). “Valoro muchísimo tener tan cerca a los productores. Cada día doy una vuelta y elijo las zanahorias, cebolletas, etc, que tienen mejor aspecto. También he establecido una relación de confianza con los pescateros y carniceros del mercado, a quienes compro el género”.

Hasta ahora, Mateus nunca había tenido la oportunidad de trabajar con los productores tan cerca. “Es una suerte porque ellos saben mucho más sobre el producto que yo. Lo han cultivado con sus manos y eso es fundamental. Ecológico o no, lo importante es que todos están interesados más en la calidad que en la cantidad”.


Menos plástico

Ser sostenible va más allá de saber qué nos llevamos a la boca. “También implica repensar y planificar qué necesitamos comprar para no desperdiciar alimentos; saber cuánta agua y energía se han utilizado para producirlos y conocer la huella de carbono que deja el transporte del producto, su envase y embalaje”, indican Nerea González de la red Saretuz.

Basta con darse una pequeña vuelta por el mercado tradicional para comprobar que los clientes habituales llegan siempre con carro o con bolsa de tela. También a las pescaderías acuden con tupper desde hace ocho años, cuando el mercado participó activamente en la campaña promovida por Kutxa Ekogunea para la reducción de plásticos. Edurne, de Pescadería Miren, dice que todos los días llegan clientas con tupper. “Para nosotras es igual de cómodo, además gastamos menos papel y menos plástico. Todos salimos ganando”.

En Granel es muy habitual ver a personas con bolsas de tela y tarros para rellenar con especias, legumbres, pasta y frutos secos. Conchi Rico les anima a traer sus propios envases, “pero entiendo que requiere otra logística y no todo el mundo puede hacerlo. De todas formas, todos nuestros recipientes y bolsas son compostables y están fabricados con papel reciclado, fécula de maíz o polímeros orgánicos.


Los espigadores del mercado

El despilfarro alimentario viene de lejos. La cineasta francesa y premio Donostia Agnés Vardá se hizo eco en 2000 de esta realidad en su aclamado documental Los espigadores y la espigadora, donde filma montañas de excedentes alimentarios en buen estado que van a parar a los vertederos, mientras da voz a sus espigadores: aquellas personas que los rescatan y se alimentan con ellos.

Diecinueve años después, la app danesa Too Good to go ha declarado la guerra al desperdicio de alimentos con una aplicación que pone en contacto a diferentes estable-cimientos hosteleros con personas que quieran adquirir sus excedentes alimentarios a un precio muy reducido.

En Donostia ya está en marcha la aplicación y el establecimiento Iñaki & Jenny (planta -1, Mercado San Martin) se ha sumado a la iniciativa. “Todos los días subo uno o dos ‘packs sorpresa’ valorados en 12€, que los usuarios se llevan por solo 3,99€. Desde que empecé, hace dos meses, todos los días ha venido gente a por su menú. Puede ser paella, pasta, tortilla… Pongo lo que me ha sobrado, pero todo es producto del día y elaborado en casa”, explica Idoia Etxeberria.

También con el objetivo de salvar los alimentos en buen estado, la ONG Prosalus ha puesto en marcha la aplicación yonodesperdicio.org, una red para compartir excedentes alimentarios y evitar que acaben en la basura.


10 consejos para alimentarse de forma sostenible:

  • Consume alimentos de producción local y KM 0 siempre que puedas. Así reduces la compra de alimentos envasados en plástico, mejorando tu salud y la del planeta.
  • ¿Por qué despilfarrar alimentos sabrosos y saludables como el verde de cebolletas y puerros? Aprovéchalos para una tortilla. ¡Está buenísima!
  • Usa bolsas reutilizables. Lleva siempre contigo una bolsa, aunque no hayas previsto hacer la compra.
  • Planifica tu compra con tiempo, haz una lista con lo que necesitas y evita ir con hambre para no comprar de más.
  • Tener una báscula ayuda a cocinar con medida.
  • Si aún no lo haces, acostúmbrate a beber agua de grifo y cuando salgas de casa lleva contigo una botella reutilizable.
  • Nunca tires los plátanos maduros, casi negros. Aprovéchalos para endulzar un bizcocho y olvídate de echarle azúcar.
  • Lee las etiquetas: Siempre es mejor que el origen y el envasado coincidan para que no te den gato por liebre.
  • No tires las pieles de las verduras. Hornéalas y salpiméntalas para comértelas como un snack o haz un caldo con ellas.
  • Compra el pescado entero y aprovecha la cabeza y la espina para hacer un fumé.

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